En una sabana que era muy conocida, había miles de animales. Un día, un elefante muy grande estaba caminando. Como tenía mucha hambre, fue a buscar comida. Por el camino vio pasar una jirafa, y le dijo:
-Hola, amigo, ¿me puedes ayudar?
-Claro... ¿ayudar en qué?
-Bueno, primero porque estoy perdido.
-¿Y lo otro?
-Porq-...
En ese momento entra un castor.
-¡Hola! ¿Quieren ser mis amigos?
-¡Claro!
-Claro, ¿por qué no?
En el camino, ellos caminaban y reían, pero el elefante no dijo a la jirafa su otro problema, aunque ya había perdido el apetito porque se comió unas cuantas uvas, y no tuvo más hambre.
Al otro día...
-¡Hola! ¿Ayer qué me querías decir? ¿Es importante?
-Bueno, era importante, para mí.
-¿Qué era?
-Que tenía hambre.
Thais Ramírez
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