Simbad el marino - Sinopsis y opiniones

Dentro del análisis de Las mil y una noches, leímos el clásico cuento "Simbad el marino" y realizamos algunas sinopsis del relato.

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Simbad el marino, arte por Chekydotstudio



Enzo Rojas (7° grado)
Hace muchos años, vivía un joven que tenía como trabajo llevar mercancías por toda la ciudad. No ganaba mucho dinero y siempre se quejaba de ello. Un día se sentó a descansar junto a la puerta de una casa y el hombre que vivía dentro lo escuchó. Sintió lástima por el muchacho y lo invitó a pasar a su casa a cenar. Al entrar a la casa, el joven quedó asombrado por tanta riqueza. Entonces el hombre le contó que de joven era muy rico, pero que malgastó la fortuna de su padre y decidió hacerse marino. Seguidamente le narró sus tres viajes por el mar. En el primer viaje, confundió el lomo de una ballena con una isla. En el segundo, encontró el huevo de una enorme ave que lo agarró con sus patas y lo llevó a un valle lleno de diamantes. En el tercero, su tripulación fue capturada por un gigante de un solo ojo que se comió a todos los marineros menos a él. Durante siete noches, Simbado contó una nueva historia, un nuevo viaje, uno más alucinante que el anterior. Y como siempre, antes de despedirse, le regalaba cien monedas. Cuando finalizó su último encuentro, el joven obtuvo setecientas monedas pero también una lección muy importante: "El destino es algo por lo que hay que luchar y que cada uno debe forjarse. ¡Nadie en esta vida regala nada! El joven decidió desde entonces invertir las monedas que le dio Simbad y trabajar duro para cambiar su destino.

Mauricio Pecci (8° grado)
Simbad era un comerciante que vivió muchas aventuras como marinero a lo largo de su vida. Un día, un niño llego quejándose de la gran cantidad de trabajo que  tenía que hacer y la poca recompensa que recibía de ello, lo que hizo que Simbad sintiera pena por él y le ofreciera 100 monedas por escuchar una historia suya. Finalmente, el niño ganó 700 monedas de oro y aprendió el valor del trabajo y a nunca rendirse.

Mi opinión: En mi opinión el cuento es interesante por la emoción que transmiten las historias de Simbad y tiene una conclusión satisfactoria.


Mia Moreno (4° grado)
Hace mucho tiempo, en una ciudad llamada Bagdad, había un joven cuyo trabajo era llevar mercancías por la ciudad, y todos los días terminaba agotado de cargar cajas y se lamentaba porque nunca ganaba nada, tan solo 3 o 4 monedas, y sentía que nunca dejaría de ser pobre. Un día, al final de su jornada se sentó frente a una casa lujosa. El dueño de la casa lo vio mientras él se lamentaba, lo invitó a la comodidad de su hogar y cenaron juntos. Le contó su aventura de cuando se convirtió en marinero, luego le dijo que volviera al día siguiente y le dio 100 monedas. Pasaron así siete días y el último día le dijo que se esforzara, que ahorrara las 700 monedas y que en un futuro tendría riquezas como él.

Mi opinión: Me gustó. La enseñanza es que la riqueza no da alegría y que primero hay que ser humilde y en un futuro vendrán las riquezas.


Alexandro Benítez (8° grado)
Simbad era un marinero que vivió muchas aventuras emocionantes a lo largo de su vida. De repente, escuchó a un joven quejándose ya que trabajaba mucho pero ganaba muy poco, y lo que ganaba (4 monedas de oro) apenas le alcanzaba para comer. Entonces, Simbad invitó al joven a cenar y el joven quedó asombrado por todas las cosas lujosas que tenía Simbad. Mientras cenaban, Simbad le contaba sus historias al joven y luego de terminar de contarlas le dio 100 monedas de oro. Así fue durante siete noches. El joven recaudó 700 monedas de oro y aprendió que no todo se gana gratis, hay que trabajar duro.

Mi opinión: me pareció muy entretenida la historia y me gusta la enseñanza que deja, ya que hay que trabajar duro para conseguir una buena recompensa.


Sofía Rojas (5° grado)
Había una vez en Bagdad un joven que tenía por oficio llevar mercaderías. El joven no tenía una vida que le gustara. Una noche se fue y se sentó afuera de la casa de un rico comerciante y se quejó de su vida. El comerciante sintió lástima por el joven, así que lo invitó a cenar. El joven aceptó y entró. Se sorprendió al ver su casa. Luego de cenar, el comerciante le contó sus hazañas para que el joven se esforzara.

Mi opinión: me gustó la enseñanza porque te enseña a trabajar duro para obtener las cosas. También me pareció muy entretenido.

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